Un ritual que nos llega de las parteras tradicionales. Después del parto necesitamos cerrar y todo lo que se ha quedado abierto, nuestro cuerpo y nuestros huesos, pero también el proceso emocional que hemos pasado. Es un ritual muy agradable y tranquilo. Recomendamos hacerlo desde que la mujer deja de sangrar hasta un año después del parto.